El cuadro retrata a un niño jugando suspendido de telas de colores, en una escena que transmite alegría y diversión. El uso de telas vibrantes y la expresión juguetona del mismo crean una sensación de movimiento y ligereza en la obra. A su vez este niño se encuentra absorto en su disfrute en un espacio sin tiempo.
La técnica utilizada trata de reflejar la vitalidad propia de la infancia a través del juego. El manejo de los tonos y matices busca que el espectador se sienta inmerso en esta escena lúdica.
Las luces crean efectos visuales llamativos y en constante movimiento, en contraste con la quietud intimista del infante.
El uso de primeros planos en tonos claros, y un fondo difuso con colores vibrantes, luces que cambian de intensidad, color o posición de manera dinámica y fluida dan la sensación de una condición cinética . Recurso utilizado para resaltar la imagen del retrato y crear una sensación de movimiento y cambio en la composición general.
En resumen, el retrato de un niño en juego de colores invita a reflexionar sobre el valor del juego como parte fundamental del desarrollo humano. A conectarse con la esencia de cada uno como parte vital.